La campaña que ha finalizado hace unos meses ya se presentaba en el mes de marzo como muy halagüeña. Agronómicamente iniciábamos la temporada de forrajes con la tranquilidad que años atrás no tuvimos. Teníamos el riego asegurado por las precipitaciones caídas, y también un buen corte, tanto en las parcelas de secano como en las de regadío.
Finalmente, la lluvia nos retrasó el arranque de la campaña hasta finales del mes de abril. Y complicó mucho las recogidas al acompañar las precipitaciones prácticamente durante todo el primer corte y parte del segundo. La lluvia supuso una merma muy considerable de calidad en las alfalfas mojadas, las avenas granaron y se depreciaron para un buen forraje, una parte muy importante de las vezas se mojaron, depreciándose por completo.
La producción fue buena, pero de baja calidad. Una vez más, los agricultores que firmaron un contrato con nosotros se beneficiaron al tener asegurada la compra de su producto, pese a la calidad.
A finales de junio la situación meteorológica se estabilizó, y acompañó el buen tiempo hasta finales de campaña. El último corte durante el mes de octubre, fue sin lluvia consiguiendo así, un producto de alta calidad. Terminamos el año con un incremento de producción superior al 35%, para superar esta campaña las 53.000 toneladas de forraje.
Comercialmente, la campaña no ha sido como esperábamos. Nuestros productos se destinan principalmente a exportación, que ha resultado afectada por la inestabilidad derivada de la pandemia. El retraso de llegadas de contenedores hizo imposibles las cargas desde fábrica.
El total de las exportaciones Nacionales (639.326 toneladas) ha sido un 2% menor respecto a las mismas fechas en la campaña anterior.
Confiamos en que ésta situación mejore y se agilice todo a lo largo de la próxima campaña para retomar el ritmo ascendente que mantenían las exportaciones y que la de 2021 sea una buena campaña tanto agronómicamente como comercialmente.
Julia González